La IV Bienal Iberoamericana de Lima (2002), se presentaba como la ocasión propicia para escenificar una confluencia paradójica entre lo pequeño y lo grande en una fórmula que apropiaba remanentes
Francis Alÿs. "Cuando la fe mueve montañas" 2002
conceptuales y formales del minimalismo y del land art. Adoptando una pose comprometida de singular lirismo, el inspirador del movimiento aseguraba que "era una situación desesperada y sentí que ella demandaba una respuesta ética, un gesto a la vez heroico y sutil, absurdo y urgente". Mucho más alarmante es el dictamen del curador al sentenciar que "la fe es un medio por el cual uno se resigna en el presente para invertir en la abstracta promesa del futuro". Toda esta parrafada humanista es tan bella como tan falsa. Después de todo, la obra no es más que un metafórico y espectacular peine humano que se puede apreciar con agrado en una influyente revista neoyorquina, mientras ya nadie se acuerda de las dunas peruanas de Ventanilla, donde más de 70,000 personas viven sin electricidad, agua y desagüe.
Cuando la fe mueve montañas procuró conciliar extremos irreconciliables tanto en el plano humano como artístico. Aquí, los desequilibrios fluyen cuando se persigue vincular la calidez de un texto bíblico con una fría maniobra plástica. Antes que un contrapunteo orgánico, se genera un contrasentido entre el absurdo poetizado de la ficción y la realidad indomable de un espacio rural. En definitiva, lo que Alÿs y sus colaboradores establecieron con los 500 voluntarios encargados de mover una duna de 1,600 pies de largo a cuatro pulgadas de su posición original fue una relación de poder, revestida con las sutiles manipulaciones políticas del arte.
El artista y su equipo persuadieron a humildes estudiantes de arquitectura de un instituto politécnico cercano para articular la sublimación de una falsa metáfora de la vida. Esto significa que consiguieron estructurar una imagen concebida para darle la vuelta al mundo, propiciando un simulacro de movilización social actuado por los mismos protagonistas de la desesperanza. Quizás en esta "azarosa coincidencia" resida lo auténtico de la pieza. De lo que se desprende una moraleja crucial: La obra que más
Francis Alÿs. "Cuando la fe mueve montañas" 2002
prestigio le ha reportado a este pícaro instruido es la que se apoya en maniobrar sin cargos de conciencia con la desdicha ajena.
The Falcon from The Shamptonian Institute on Vimeo.
http://www.youtube.com/watch?v=QVcLnsurRfM
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