Hace algunos años recuerdo que leí en una revista un artículo sobre un grupo de gente que había hecho la bajada del Pasamayo sobre sus skateboards. En aquel momento la noticia me impresionó. Pensé que eran unos locos, pero al mismo tiempo me pregunté cómo se sentiría hacer esa carretera sin estar encerrado en un auto. Pasé las páginas de la revista y continué.
Hoy, después de varios años, es cada vez más frecuente encontrar gente que hace downhill. Este estilo de skateboarding se distingue por alcanzar velocidades muy altas, por estar siempre en búsqueda de la carretera más vertical, las curvas más difíciles, las trayectorias más largas. Al parecer en Perú estos sitios no son muy difíciles de encontrar, aunque muchas veces son transitados por vehículos que en su mayoría no respetan ciclistas, skaters y menos peatones. He visto a estos avezados deportistas en las bajadas del cerro Centinela y en la Planicie en La Molina, en la bajada de La Herradura en Chorrillos, también en el Morro en el mismo distrito, y en algunas de las entradas al circuito de playas de la costa verde, entre otros lugares.
Este deporte tiene cada vez más adictos. Pequeños grupos de adolescentes pasean por distintos barrios de Lima buscando bajadas no tan maleadas para comenzar y los profesionales ya tienen un circuito en Tarma que es parte de la IGSA (International Gravity Sports Association). Además existe Downhill or die, una organización que mantiene al día a los fanáticos y que publica videos, fotos y artículos.
Es bueno ver que la pasión por un deporte lo esté haciendo progresar. Esperemos que se vea más downhill en Perú y que el Ministerio de Transportes y Comunicaciones continúe construyendo carreteras hermosas para nuestros deportistas, ya que lo más probable es que del Instituto Peruano del Deporte solo escucharemos cuando un peruano gane la copa mundial de downhill.
Texto y fotos: Eduardo Cardozo
No hay comentarios:
Publicar un comentario