Conocerse, bailar, transpirar y moverse. Aprender lo que hace otro cuerpo, lo que la práctica de años puede darnos. Intentar relajarse, expandir los brazos, sacudir las caderas, abrir la mente y compartir el alma.
Cuando se siente pasión por la danza suceden cosas mágicas. Todos quieren aprender y compartir. El otro es parte de tu movimiento y también te contagia con el suyo. No importa si lo haces perfecto, lo importante es experimentar lo que sientes cuando ejecutas una secuencia o cuando bailas al ritmo del cajón.
El intercambio que se llevó a cabo en El Carmen fue una experiencia inolvidable. La Sección de Proyectos Sociales de la Escuela de Danza Contemporánea de la Pontificia Universidad Católica del Perú organizó el evento con el apoyo del grupo Pinta y Canela, el colectivo de danza y música liderado por la familia Ballumbrosio. Tres días intensos donde se hicieron lazos, se bailó hasta el agotamiento y se lograron sonrisas de todos los colores.
Los invito a conocer un poco de este proyecto. Espero que les contagie algunas ganas de moverse: http://www.youtube.com/watch?v=zmA9Tig3LmM
Texto e imágenes: Eduardo Cardozo
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