Pueden esconder cicatrices o ser un símbolo en tu vida. Recuerdos de infancia, nombres que nunca olvidarás, filosofías de vida, signos religiosos, momentos de dolor o simplemente arte. En todo caso, la cultura del tatuaje esta llena de pasiones y de una visión del cuerpo como un espacio infinito donde se puede hacer una obra de arte.
Tatuar no es algo sencillo. Dependiendo del diseño se necesitan horas de trabajo, modificaciones y la posibilidad de cometer un error debe ser minimizada. No es pintar en una hoja de papel. Aquí no se borra, pues el error se marca en la piel para toda la vida. Sin embargo, la gente que vive de este arte se pasea entre el azahar y la precisión de su pulso cada vez que comienza a apoyar la aguja sobre un cuerpo. Supongo que, como los artistas de teatro o los músicos, ellos siempre sienten esos nervios antes de comenzar su trazo.
Hace poco me pasaron el link de un artista que me pareció muy original. Su nombre es MUSA y cuando vi su trabajo me encantó. Es muy versátil y, al mismo tiempo, es fiel a su estilo. Los colores que utiliza, las líneas que dibuja, el dinamismo de las imágenes estáticas son características que no había visto antes en este arte corporal. A veces siento que esos dibujos son los que podríamos encontrar en su libreta de apuntes al costado de una anotación. Sus líneas impactan y sus composiciones son bastante justas.
No soy un experto en el tema de los tatuajes, pero, con la subjetividad que el arte permite, este trabajo me parece excepcional.
Texto: Eduardo Cardozo
Imágenes: MUSA
No hay comentarios:
Publicar un comentario