lunes, 8 de junio de 2009
Jueves 25 de junio : el tambor silencioso por la primera vez en Peru!!
El “tambor silencioso” es el invento que le valió a Jaime Eduardo el primer premio de un concurso de instrumentos organizado por el Georgia Tech Center for Music Technology.
En el año 2006, el músico peruano Jaime Eduardo Oliver la Rosa ganó la beca Fulbright e ingresó a la Universidad de California San Diego (UCSD) en la disciplina de música por computadora. Tres años después, lo que comenzó como un proyecto de posgrado se ha convertido en un nuevo instrumento musical que reta los paradigmas tradicionales de la música y del sonido, y que ya ganó un importante premio en los Estados Unidos.
EL INSTRUMENTO SIN CUERPO
Se ve como un tambor. Eso es claro. Sin embargo, en lugar de tener una superficie dura para golpear con una baqueta, tiene una malla de spandex, una tela elástica que se puede hundir con las manos. Jaime está parado frente a él en un set de televisión dentro de las instalaciones del Centro de Investigación para Computación y Artes, donde grabará un video para enviarlo al festival de arte electrónico “Ars Electronica”, en Austria, al que espera ser invitado.
Jaime pone la cámara en “rec” y de pronto hunde sus manos en el centro del tambor. Empieza a sonar un estruendo extraño: sonidos poderosos, metálicos y distorsionados que salen de dos parlantes laterales. Mientras va hundiendo sus manos, estos se vuelven más intensos, y cuando las hunde en otro punto del tambor, el sonido cambia. Luego utiliza sus dedos y golpea la malla como si un pajarito caminara sobre esta. Cada golpe suena como un gong tailandés.“El mecanismo es, en términos generales, muy simple”, dice Jaime.
“El cuerpo del tambor es transparente en el frente y blanco en el fondo; la parte superior es de tela negra y elástica; entonces, cuando uno la presiona con las manos, esta malla se adapta a la forma de estas y una cámara de video instalada frente a la parte transparente las capta por contraste y las manda a la computadora para analizarlas. Con ese análisis obtengo parámetros que uso para controlar el sonido. De esta manera el sonido del tambor refleja los ‘gestos’ que hacen las manos”, explica.
El instrumento que ha inventado ha sido bautizado con el nombre de “tambor silencioso” y con él acaba de ganar el primer premio en un concurso de instrumentos organizado por el Georgia Tech Center for Music Technology, que ha tenido como jurado a expertos de la misma entidad, de la revista “Wired” y de Harmonix, la empresa creadora de los populares juegos de video Rock Band y Guitar Hero.
“Eran treinta competidores de siete países. Había ingenieros de robótica, profesores, directores de centros de investigación, estudiantes, promotores comerciales, industriales, etc. Varios de los instrumentos tenían ya años en desarrollo”, cuenta Jaime.“El premio pone el instrumento en el mapa, recibe atención de la prensa y puede influenciar el trabajo que otros hacen, además de recibir opiniones sobre el de uno mismo”, cuenta el músico tras enterarse de que la prestigiosa revista norteamericana “Wired” hará un artículo sobre su instrumento.
ERES UN DJ?
Cada vez que alguien sin mayores conocimientos de música o programación le pregunta a Jaime qué es lo que estudia y él responde “música electrónica”, su curioso entrevistador repregunta automáticamente: “¿Para ser Dj?”, y Jaime, paciente como buen profesor, explica una vez más su trabajo.“La gente asocia música electrónica con el techno o el trance.
Las computadoras son excelentes para realizar tareas automáticas, pero mucha de la música hecha por máquinas no tiene esa sutileza que tenemos los humanos. La música electrónica que otros y yo hacemos busca lo contrario de la automatización; exige que exista una persona que toque estos instrumentos y que esté a cargo del sonido en su totalidad. La computadora se convierte en una especie de extensión del cuerpo, como cuando uno toca un violín o una flauta, donde los gestos que uno hace están íntimamente ligados con el sonido que producen”.
Jaime se levanta todas las mañanas y se sirve una taza de café preparado en su cafetera italiana. Luego, si escucha a los cuervos graznar, despedaza una lonja de pan de molde y lanza los trozos que, segundos después, ellos bajan a recoger y se llevan en el pico. “Son sus amigos”, recalca su esposa, Paloma Rodrigo, quien también estudia becada en la misma universidad.Luego se dirige a su universidad si tiene que atender una asesoría o dictar una clase a estudiantes más jóvenes.
Sin embargo, en estos últimos días, otro de los motivos que lo llevan a los edificios universitarios es preparar un portafolio audiovisual para presentarse en concursos como el de Austria, el de Bourges en Francia y el Giga-Hertz en Alemania. Actualmente, prepara un viaje a Toronto, donde atenderá una conferencia, y pronto estará en Lima para dictar un taller de arte interactivo.
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