lunes, 6 de diciembre de 2010

Vallejo, la profunda tristeza dulce





César Vallejo posee la habilidad de hacer bellas las experiencias más tristes y los recuerdos menos gratos. Su pausado verso nos aprisiona y nos guía hasta el borde del oscuro precipicio de la tristeza. A pesar de que su trabajo no solo incluye la poesía, es lo que más se recuerda de él. Tal vez el género en el que su estilo pudo asentarse mejor.

Vallejo nace en Santiago de Chuco en 1892 y muere en Paris en el año 1938. Sin duda, es uno de los escritores más importantes en la historia de la literatura peruana. Sus obras más reconocidas son "Los Heraldos negros" y "Trilce". Del primero, es el poema "A mi hermano Miguel". Una manera melancólica de recordar la etapa más feliz de su vida, su infancia junto a su hermano.

A MI HERMANO MIGUEL

In memoriam

Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa,
donde nos haces una falta sin fondo!
Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá
nos acariciaba: "Pero, hijos..."

Ahora yo me escondo,
como antes, todas estas oraciones
vespertinas, y espero que tú no des conmigo.
Por la sala, el zaguán, los corredores,
después, te ocultas tú, y yo no doy contigo.
Me acuerdo que nos hacíamos llorar,
hermano, en aquel juego.

Miguel, tú te escondiste
una noche de agosto, al alborear;
pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste.
Y tu gemelo corazón de esas tardes
extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya
cae sombra en el alma.

Oye, hermano, no tardes

en salir. Bueno? Puede inquietarse mamá.


César Vallejo



Texto: Eduardo Cardozo


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